Corto en la Madrugada

Madrugada.
Estas dormido profundamente, quizás soñando conmigo o quizás recordando lo que hicimos.
Me muerdo el labio y acomodo mi cabello mientras me pongo de lado para observarte mejor.
Respiras tranquilo, relajado, saciado... pero yo no.
Tengo deseos de ti, de tus besos, de tus caricias recorriendo mi piel, de tus dedos hurgando mi interior.
Sin pensarlo me acerco a tu cuerpo y suavemente me rozo contra tu pierna; duermes tan profundo que solo emites un leve suspiro. Eso me da el poder de actuar a mis anchas. Levanto mi pierna y la pongo sobre tu muslo pegando mi sexo desnudo contra tu piel fría; mi mano empieza a recorrer tu torso desnudo una y otra vez hasta que logro que en sueños te muevas, me llames.
Hago esto viéndote el rostro, esperando el momento en que abras los ojos y descubras que soy yo la que te acaricia, la que recorre tu piel con prontitud, la que se mueve contra tu pierna, la que está deseosa de ti.
Mis caderas se mueven solo un poco más rápido contra tu pierna, buscando la satisfacción que quiero pero no encuentro en esa caricia vana.
Decido entonces tomar conciencia de mi cuerpo.
Me recuesto a tu lado y llevo mi mano derecha a mi sexo mientras la otra baja por tu torso hasta que da con la ligera sábana que te cubre, la levanto y encuentro tu sexo semi despierto, duro pero sin movimiento. Lo comienzo a acariciar a la par que muevo los dedos dentro de mi, los muevo despacio, dejando que resbalen en mi húmedo interior. Mi respiración se agita al mismo tiempo que comienza la tuya a ser más frecuente, pero sigues dormido.
Es preferible asi, que duermas mientras yo te acaricia lentamente, cada vez más fuerte pero sin dejar de ser lento. Intento acompasar mis caricias en tu miembro con las dadas a mi clitoris. Mis caderas se mueven, te buscan pero solo encuentran el falso consuelo de mis dedos que se introducen más y más cada vez, con facilidad. Los saco por un momento, empapados de mi y me los llevo a los labios. Dulce. Siempre he sabido asi, siempre lo dices y ahora lo creo.
Mi mano se afana en tu caricia mientras la mia vuelve a la carga. Volteo a verte y descubro que mueves los labios, casi diciendo palabras que no escucho que no pronuncias pero que estas sintiendo. La respiración de ambos es cambiante, en ocasiones tranquila y en otras desbocada pero constante mientras no cejo en mi empeño de acariciarte y acariciarme al mismo tiempo.
Noto como me humedezco más, como deslizo dentro de mí mis dedos y muevo mis caderas un poco más fuerte, mientras no evito que un jadeo nazca en mis labios.
Tu sexo se ha despertado y se que es cuestión de tiempo para que tu lo hagas. No dejo de acariciarme pero ahora me empeño más en ti, en tus necesidades, por eso abro mi mano y abarco todo tu miembro, como si fuera mi boca la que lo estuviera tomando y acariciando. Me humedezco mas ante este pensamiento y suelto un gemido más fuerte.
Cierro mis ojos y me acaricio con fuerza y presión constante mientras mi mano no deja de acariciarte.
Abro las piernas para que mis dedos entren mejor en mi interior y de la desesperación, jalo tu pene cuidadosamente para no hacerte daño pero si para que despiertes.
No te veo abrir los ojos pero siento que giras tu rostro hacia mi y es entonces que tomas mi mano sobre tu pene y la llevas a donde quieres que te acaricie.
Abro los ojos y acaricio la piel que rodea tus testículos mientras mis dedos se mueven y retuercen en mi interior con furia.
Volteo a verte y te pido una cosa-  "Acariciame"
Tomo tu mano y la llevo hacia mi, retiro la mia y me concentro en seguirte acariciando lentamente mientras espero sentir tus dedos entrando en mi. Pronto la excitación es tan grande que levanto mis caderas animándote a entrar; tomo tu pene con mi mano y comienzo a jalarlo hacia adelante, emulando una masturbación, dejando que mi dedo indice se presione contra tu glande mientras lo muevo en pequeños circulos, sintiendo humeda la punta de tu miembro. Aprovecho esa lubricación natural y muevo mi dedo sobre el, al mismo tiempo que tiro de tu miembro.
"Acariciame" -Vuelvo a pedirte y abro mis piernas- "Ahora" -Te exijo mirandote a los ojos- "Quiero verte cuando me masturbes, asi como yo te estoy viendo ahora, quiero ver en tu rostro la satisfacción de acariciarme y de que te acaricie" -Te digo  jadeante y espero sentir tu caricia con mi intimidad cada vez más empapada y mi mano cada vez mas experta en acariciarte.

Comienzo a jadear cuando siento tu caricia en mi interior, muevo mi cuerpo, gimiendo, buscando, disfrutando de ti, de lo que me haces sentir. Sigo acariciandote y solo paro cuando estas sobre mi. Entonces acaricio tu rostro y sonrío cuando respondes a mis caricias; trado de amoldar mi cuerpo al tuyo, haciendo que enbonen, que esten al mismo nivel. Hago mi cabeza hacia atrás dejando que recorras la piel de mi cuello con tus labios y tu lengua. Un dulce sonido de placer emana de mi boca cuando te escucho pedirme que te sienta. Recorro tu espalda con mis manos una y otra vez, levantándome un poco para besar la piel de tus hombros, recorriendo con mis labios el camino en dirección a tu cuello. Beso y muerdo tu cuello, esperando arrancar de tu garganta ese gruñido que me excita, que me hace saber que estas a mi merced, anhelándome, deseándome como jamás me deseas.
Siento la punta de tu miembro en la entrada de mi sexo y mordiéndome los labios, levanto mis caderas acariciándote con mi dulce humedad. Sigo recorriendo tu piel hasta que mis manos bajan hasta tu espalda baja, acaricio la línea de tu cintura con mis dedos, casi haciéndote cosquillas pero entonces encajo mis uñas en tu piel, bajando hasta rozar tus gluteos, te tomo por ellos y abro mis piernas lo suficiente para que te acomodes sobre mi, mientras no dejo de moverme debajo de ti. Me levanto un poco para que beses mis pechos mientras te empujo lentamente dentro de mi y alcanzo a susurrar en tu oído- Te siento, te siento mi amor, no sabes como te siento y te deseo tanto dentro de mi -Entras lentamente y muevo mi cadera adoptando tu miembro en mi, acomodándolo en mi interior, se desliza facilmente porque mi humedad lo lubrica demasiado. Un gemido sale de mis labios, un gemido largo que pronuncio en tu oído.
Nuestros cuerpos se mueven, se acoplan, se penetran; hablan entre ellos sin que nosotros los mandemos, solo los dejamos ser, los dejamos decir eso que sentimos cuando estamos juntos. El deseo se apropia de mi y aprieto mas tus gluteos con mis manos, empujándote dentro de mi, aún lentamente pero comienzo a quererte con fuerza y desesperación. Me levanto y busco tus labios, penetro tu boca con mi lengua y juego sobre tus dientes; recorró con la punta de mi lengua tus labios para volver a besarte con ansiedad, con deseo, con bríos mientras mi cadera se mueve arriba y abajo, haciendo que la penetración sea mas fácil para ambos; mis manos no dejan de acariciar tus gluteos, los recorro con mis manos, los acaricio con suavidad, te tomo por ellos y te empujo contra mi; mis piernas te envuelven entonces y te acaricio con ellas mientras mi cuerpo completo se arquea hacia a ti, mientras yo confieso- Deseo todo de ti, sin importar sin son segundos o días, deseo tus besos, tus caricias, tu empuje, todo tu... te deseo amor.