Hoy me preguntaron si estoy enamorada. 
Respondí que no. 
Preguntaron por qué. 
No lo se, dije sonriendo.
Deberías estarlo. Yo estoy enamorado de mi.
Y entonces lo entendí:
¿Cómo puede alguien amarme, si no me amo a mi misma?
Junté valor y me pregunté: ¿en qué momento dejaste de amarte?
Lo se. 
Se exactamente el momento en que dejé de amarme y no puedo hacer nada para remediarlo, porque no fue una acción mía lo que provocó el desamor; sin embargo, si fue decisión mía empezar a odiarme como me odio.
Odiaba. Odié.
Estoy aprendiendo a amarme, quizás demasiado tarde, pero me amo.
Te amo, le dije a la niña acurrucada en un rincón de la habitación, esa a la que sepulté viva, a quién oculté de la luz del sol, a quien ya no volví a procurar otra vez.
Te amo, volví a repetir y le extendí la mano para que saliera de esa obscuridad que la aquejaba.
Ella me miró y sonrió. Pero no era una sonrisa cálida o esperanzadora. Era una sonrisa de despedida.
Es demasiado tarde, dijo comenzando a desvanecerse, he muerto por falta de amor hace mucho tiempo, esto que ves y escuchas ahora, es solo un eco, un fantasma del pasado.


Lia.

Comments

Popular posts from this blog

Corto en la Madrugada

Maestros&Princesas